ANATOMÍA DE LAS ABEJAS

El cuerpo de las abejas se divide en tres partes separadas dentro de la estructura del cuerpo: la cabeza, el tórax y el abdomen.

LA CABEZA: Es la parte principal de estos insectos puesto que en ella se hallan los órganos de los sentidos y el asiento del sistema nervioso. Tiene forma triangular, redondeada y ligeramente plana y en ella se encuentran la faringe, la lengua, la trompa, el labrum (labio superior), los órganos del gusto y las mandíbulas. Los ojos desempeñan un papel muy importante en la orientación de las abejas.

La lengua, también llamada glosa, con sus órganos complementarios permite a las abejas tomar el néctar de las flores y recoger la miel y los líquidos haciendo de ella el efecto de una bomba pequeña de succión de movimiento pulsátil por presión de las mandíbulas y los labios sobre ella , que la convierte en un verdadero tubo o trompa, cuyo calibre puede variar depende de la densidad de los líquidos, los cuales pasan ala boca por la acción de los músculos de la faringe, que es el verdadero órgano de succión, y de allí por el canal alimentario o esófago al estomago.

Las antenas están situadas en la frente y son los órganos táctiles, auditivos y olfativos de la abeja. Las antenas son también órganos del tacto. Este maravilloso aparatico tiene la triple función de oír, palpar y olfatear el mundo exterior, llevando las sensaciones a los centros nerviosos.

EL TORAX: o parte media del cuerpo de las abejas, lleva al exterior las alas y las patas.

Tiene dos alas en cada lado, están fuertemente adheridas en la espalda y funcionan sincrónicamente por medio de poderosísimos músculos que les imprimen los movimientos ascendente y descendente, y aunque son pares trabajan como una sola unidad lateral.

Estas membranas semitransparentes están surcadas por nervios y canales vasilares por donde ocurre la circulación sanguínea. Una de las funciones de las alas de las abejas, es la regulación de la temperatura interna de la colmena por medio del revoleteo. También eliminan la humedad del interior de la colmena. Además sirven de sostén a las abejas para mantener el equilibrio lateral.

El tórax de las abejas esta formado por tres segmentos o anillos, en cada uno de los cuales esta insertado un par de patas. Cada pata consta de las siguientes partes coxa o coxálico que une la pata con el cuerpo, trocánter, fémur, tibia y tarso o planta.

En las patas delanteras, están colocados los órganos destinados a la limpieza o pulimentación de las antenas o los ojos, con un alveolo y espina o brocha que es como un cepillo. También usan estas patas para recoger el polen. Las patas medias son las encargadas de limpiar el tórax. En las patas posteriores o traseras tienen vellosidades y una especie de cestillas llamadas escopas, que utilizan para la recolección y transporte del polen. La función de las escopas es el almacenamiento del alimento (polen) que van recogiendo, para luego llevarlo a la colmena.

En los extremos de las patas se encuentran unos ganchos o garras que les sirven para sostener el cuerpo y también tienen un pequeño cojincillo viscoso que funciona cuando la abeja esta en contacto con superficies muy lisas.

EL ABDOMEN: esta compuesto por segmentos o anillos. Encierra el aparato digestivo, el intestino grueso, el delgado, el recto, los ventrículos, los tubos de Malpigio, el estomago de la miel y los aparatos genitales en las reinas y los zánganos.

EL SISTEMA DIGESTIVO

En su interior se halla la boca en la que se encuentran las mandíbulas. También encontramos la lengua que es un órgano lamedor o chupador.

Encontramos el esófago que comunica la boca con la faringe.

El falso estomago o saco de la miel también recibe el nombre de bucal o papo, y es el deposito o almacén del néctar durante todo el tiempo de sus visitas a los campos y en los vuelos de regreso a las colmenas, a las cuales entran entregando su contenido a otras encargadas de recibirlo, o regurgitando en las celdillas destinadas almacenar la miel. Este depósito esta unido al estómago por un esfínter o válvula provista de cuatro labios muy sensitivos que permiten retener el néctar en esa cámara, dejando pasar al estómago solamente la cantidad de alimentos necesarios para el metabolismo del insecto.

Los alimentos naturales delas abejas son: el polen, el néctar, el agua y la miel, de donde toman el nitrógeno, el carbono, el oxígeno y el hidrógeno.

El proventrículo está situado entre el tórax y el abdomen; comunica el estómago de la miel, con el estómago verdadero y se encarga de llevar a cabo el metabolismo en las abejas.

EL APARATO CIRCULATORIO

Es muy sencillo. El corazón está situado en el abdomen y tiene forma tubular. La sangre de las abejas se llama hemolinfa, primero va a la cabeza, recorre todo el cuerpo y entra por la parte inferior. La hemolinfa es de color claro por carecer de glóbulos rojos y hemoglobina.

El sistema circulatorio o aparato circulatorio de la abeja se compone de dos diafragmas, uno dorsal y otro ventral, ubicados en el interior del abdomen, el corazón y órganos accesorios que ayudan a la circulación.

El diafragma dorsal consiste en una membrana muy delgada y transparente que separa el corazón del resto de los órganos de la cavidad abdominal. Se lo puede describir mejor comparándolo con una sábana suspendida a intervalos y combada hacia abajo. Tanto el diafragma dorsal como el diafragma ventral son los responsables de mantener la circulación dentro del abdomen y de llevar sangre o hemolinfa desde el tórax al abdomen.

El corazón es un órgano alargado está situado entre el diafragma dorsal y el techo del abdomen. Posee paredes musculosas y está compuesto de varios segmentos unidos entre sí por pequeñas válvulas, que presentan diminutas aberturas, denominadas ostíolas de una sola vía, que permiten que la sangre entre al corazón cuando está dilatado, confinándola en el mismo y forzándola hacia adelante cuando el corazón se contrae.

A continuación del corazón viene la aorta; se trata de un vaso sanguíneo que corre a través del tórax en dirección a la cabeza del insecto, donde finalmente se abre debajo del cerebro, el cual se provee de esta manera de un fuerte flujo sanguíneo.

Poco después de entrar en el tórax, la aorta presenta repetidas circunvoluciones, pero al pasar entre los músculos alares es un tubo delgado. Debajo de las antenas existe una pequeña vesícula pulsatoria responsable de la irrigación de las mismas.

Los diafragmas son pulsados por una secuencia de contracciones de sus músculos, lo que provoca una serie de ondas en las membranas. Estas ondas generan corrientes en la sangre que se halla entre los diafragmas y las paredes del cuerpo donde están adheridos los músculos. La sangre se mantiene en circulación hacia adelante en la parte dorsal y hacia atrás en la ventral, mientras que cierta cantidad, al escapar por los bordes abiertos de los diafragmas, genera remolinos hacia todas las direcciones.

La sangre o hemolinfa no es roja como la de los vertebrados, dado que no tiene glóbulos rojos ni hemoglobina. Se trata de un líquido claro, complejo, denominado hemolinfa. Contiene células grandes, llamadas linfocitos, en un número aproximado a 12.000 por milímetro cúbico. Estas células son muy ricas en sustancias nutritivas. La principal función de la hemolinfa es la de transportar dichas sustancias, que fueron absorbidas en el intestino, hacia los tejidos que las necesitan y retirar los desechos disueltos, provenientes de los órganos excretores.

SISTEMA RESPIRATORIO

El sistema respiratorio de las abejas es traqueal. El oxígeno que la abeja necesita para vivir es llevado a los centros de consumo por los canales traqueales que se extienden desde la cabeza hasta su extremo posterior.

Los insectos no poseen órganos respiratorios centralizados equivalentes a los pulmones humanos. El aire penetra desde el exterior directamente a los tejidos y entra en el cuerpo por los orificios de las paredes del mismo, pasando a través de un sistema de bombas y tubos ramificados.

Los tubos principales reciben el nombre de tráqueas, porque se mantienen abiertos por espesamientos espiralados de cutícula que facilitan la circulación del aire. Los troncos longitudinales se expanden en grandes sacos aéreos, en especial en el abdomen, donde son realmente muy grandes. Las comisuras laterales también son gruesas, al igual que algunas ramas principales. Existen sacos similares en el extremo final del tórax y un saco alrededor del cerebro. Los sacos traqueales actúan a la manera de fuelles, que se contraen bajo la presión de la sangre que los rodea cuando el abdomen se retrae y comprime y, en cambio, se expanden cuando está extendido y dilatado.

Las rápidas y rítmicas pulsaciones del abdomen de la abeja son movimientos respiratorios. A partir de los sacos y de los troncos principales, los pequeños brazos se van ramificando hacia todas las partes del cuerpo y hacia cada órgano. La parte final, muy pequeña, no posee espesamientos espiralados y recibe el nombre de traquéola.

SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso de la abeja está formado por el cerebro, un ganglio subesofágico pegado al cerebro por debajo del esófago y por una cadena nerviosa central.
El cerebro envía nervios a los ojos simples y a los compuestos, a las antenas, al labio y al cibario.

El ganglio subesofágico envía nervios a las mandíbulas y a la probóscide. La cadena nerviosa está compuesta por dos pares de ganglios, uno por cada segmento, y unidos entre sí por una comisura y las cadenas posteriores por dos conectivos.

En cada segmento estos ganglios se unen formando una masa bilobada, de modo que desaparecen las comisuras y los conectivos toman la apariencia de un cordón. Los nervios del primer ganglio torácico van hacia las patas delanteras; los nervios del segundo ganglio torácico se dirigen hacia los músculos alares y al segundo y tercer par de patas.

En el abdomen existen otros cinco ganglios que regulan las funciones de los órganos de la respiración y también las digestivas. El último de estos ganglios se adhiere fuertemente al aparato vulnerador. En el zángano y en la reina, este ganglio controla el movimiento de los órganos reproductores y, además, en el caso de la reina, el proceso de la puesta de los huevos. Los ganglios segmentales controlan en forma independiente a sus respectivos órganos. Un insecto decapitado puede mover todavía sus patas y sus alas, aunque no es capaz de coordinar esos movimientos.



El cerebro está dividido en tres partes, más o menos definidas. La central consiste en dos lóbulos, recibe el nombre de protocerebro y está unida hacia los costados a los lóbulos ópticos; en la parte inferior se une a los lóbulos antenales periformes, denominados deutocerebro; detrás de éste se halla el tritocerebro, que es pequeño y está oculto por las otras partes. Es el que envía nervios al labro y a la frente.
Encajado en el protocerebro, debajo de los ocelos, está el corpora pedunculat, cuerpo pedunculado, también llamado cuerpo en forma de hongo.



Juega un papel muy importante en la coordinación de las acciones del insecto a partir de la información recibida por los órganos de los sentidos; vendría a ser algo así como la central de inteligencia del animal.

El cerebro está mucho más desarrollado en la obrera que en la reina y el zángano; tiene un volumen cercano a un milímetro cúbico y posee alrededor de 850.000 células nerviosas. Si bien el cerebro del zángano parece grande, en realidad no lo es, sino que esa impresión se debe al gran desarrollo de los ojos compuestos.

SISTEMA REPRODUCTOR

En la reina está compuesto por los ovarios, oviductos laterales, oviducto medio, espermateca, válvula vaginal y vagina. En el zángano está compuesto por: testículos, vesículas seminales, glándulas mucosas, conducto eyaculador y pene. (Endofalo). En la abeja obrera los ovarios se encuentran atrofiados.

La Reina puede fecundar en vuelo hasta con 7 machos, después baja para su colmena y tarda entre 15 y 20 días en poner huevos, quedando fecundada para siempre ya que el semen permanece reservado en la espermateca.

La reina puede determinar el sexo de su descendencia. Cuando un huevo pasa del ovario al oviducto, puede ser fecundado o no con el esperma que contiene la espermateca. El huevo fecundado se transforma en una abeja hembra, ya sea obrera o reina, y el huevo no fecundado en una abeja macho o zángano.

La reina vive de 4 a 6 años, nace de una celda real a los 16 días de puesto un huevo fecundado cuya larva es alimentada sobre la base exclusiva de jalea real durante todo su desarrollo, lo que estimula el funcionamiento de su aparato reproductor y le permite poner hasta más de 2.000 huevos diarios bajo buenas condiciones estacionales. En cambio, la abeja común (obrera) al no ser alimentada con jalea real vive de 40 a 120 días y su aparato reproductor es muy rudimentario no sirviendo para la reproducción. Por su parte, los zánganos son machos, y nacen a los 24 días de haber sido aovado un huevo no fecundado (partenogenético) en una celda de zángano. Se los encuentran normalmente en la temporada productiva, desapareciendo de la colonia con los primeros fríos o escasez de néctar.

La abeja Reina, cuando nace, recorre toda la colonia par ver si hay otra abeja reina, cuando está segura de que es la única empieza el proceso de fecundación, ella sale fuera el primer día y excita a todos los zánganos y se mete dentro de la colmena, vuelve a hacerlo el segundo día, el tercer día vuelve a salir, excita a todos los zánganos de su alrededor y vuela hacia arriba dando vueltas (lo que se denomina el vuelo nupcial), pudiendo llegar hasta los 4 kilómetros de altura. Los machos van volando detrás de ella, los débiles van quedando y cuando quedan los más fuertes la abeja afloja un poco el vuelo y el que va delante se acopla con ella. Tan pronto se acoplan, ella arranca y el se cae hacia atrás, le arranca así los órganos genitales y el zángano muere.

1 comentario: